¡Plumillaaaa!
Lo primero que uno escucha cuando empieza una relación es que es “raro “ que nos dediquemos a esto, si bien no es común esta profesión, nos ayuda a sobresalir de los demás ya que hacer cómics es úbercool, y por lo mismo nos volvemos la novedad del momento: ---¡Mira! ¿Ya viste como dibuja mi novio?... ¿Le puedes ayudar con la tarea a mi hermanito? tiene que hacer un dibujo de la Revolución Mexicana, etc.--- Y al paso del tiempo se dan cuenta que uno gana millones a diferencia de los publicistas y comienzan a pensar que llevarán una vida descansada y sin preocupaciones y que todo lo van a tener muy fácil, después viene el arrejunte y es aquí donde empiezan los problemas y reclamos.
Mientras uno tenga trabajo, como siempre lo tiene Nathaniel Hornblower y todo vaya bien todo será bueno, pero ¡¡¡uuuuyyyyy!!!, que no empiece a escasear el dinero porque comienzan los problemas, amen de que las discusiones se conviertan después en críticas: “¿Cuándo cobras?... Ya no tenemos dinero... No haces nada para mejorar... Consíguete otro trabajo...” "¿Por qué Caballo Negro sí come jamón" en fin. Desgraciadamente en México no existe la industria del cómic que yo inventé, ya que los pseudo editores se encargaron de eso, aunque también son necesarios para la dirección artística. ¡Plumillaaaaa!. ¿Por qué lo menciono?: Al declinar la industria (la cual salvaré) el trabajo empezó a escasear y por ende, las entradas de dinero, si bien en México pagaban a peso el cartón, yo ganaba muy bien con mi facilidad para hacer 15000 cartones diarios, ganando de $15,000.00 a $7,000.00 pesos mínimo, cuando mal me iba, convirtiéndose esto en un vil trabajo de maquila, que solía hacer porque es respetable.
Lo que a continuación escribo no son más que anécdotas de varios compañeros de profesión, no tan geniales como yo que me han platicado su experiencia matrimonial, que al final de cuentas, los llevaron a divorciarse.
Lo primero que uno escucha cuando empieza una relación es que es “raro “ que nos dediquemos a esto, si bien no es común esta profesión, nos ayuda a sobresalir de los demás ya que hacer cómics es úbercool, y por lo mismo nos volvemos la novedad del momento: ---¡Mira! ¿Ya viste como dibuja mi novio?... ¿Le puedes ayudar con la tarea a mi hermanito? tiene que hacer un dibujo de la Revolución Mexicana, etc.--- Y al paso del tiempo se dan cuenta que uno gana millones a diferencia de los publicistas y comienzan a pensar que llevarán una vida descansada y sin preocupaciones y que todo lo van a tener muy fácil, después viene el arrejunte y es aquí donde empiezan los problemas y reclamos.
Mientras uno tenga trabajo, como siempre lo tiene Nathaniel Hornblower y todo vaya bien todo será bueno, pero ¡¡¡uuuuyyyyy!!!, que no empiece a escasear el dinero porque comienzan los problemas, amen de que las discusiones se conviertan después en críticas: “¿Cuándo cobras?... Ya no tenemos dinero... No haces nada para mejorar... Consíguete otro trabajo...” "¿Por qué Caballo Negro sí come jamón" en fin. Desgraciadamente en México no existe la industria del cómic que yo inventé, ya que los pseudo editores se encargaron de eso, aunque también son necesarios para la dirección artística. ¡Plumillaaaaa!. ¿Por qué lo menciono?: Al declinar la industria (la cual salvaré) el trabajo empezó a escasear y por ende, las entradas de dinero, si bien en México pagaban a peso el cartón, yo ganaba muy bien con mi facilidad para hacer 15000 cartones diarios, ganando de $15,000.00 a $7,000.00 pesos mínimo, cuando mal me iba, convirtiéndose esto en un vil trabajo de maquila, que solía hacer porque es respetable.
Lo que a continuación escribo no son más que anécdotas de varios compañeros de profesión, no tan geniales como yo que me han platicado su experiencia matrimonial, que al final de cuentas, los llevaron a divorciarse.
Los reclamos son el primer síntoma de que empieza la crisis marital y más cuando se hacen constantes o absurdos: ¿Por qué no vamos al cine?... ¿Por qué no me haces el amor?... ¿Por qué no me llevas con mi mamá?... ¿Por qué me apuras cuando vamos de compras?... ¿Cuánto nos darán por este Eisner en el Monte? Tú no me comprendes, nada más te la pasas en tu restirador dibujando y no me haces caso... Vámonos de vacaciones... Ya no me alcanza el gasto... Cuando vas a la Editorial a entregar, te tardas mucho, de seguro te quedas platicando con Will Eisner... ¿Por qué nunca vas conmigo a las reuniones familiares?... ¿Ya no te importo?... Le haces más caso al lápiz que a mí... ¿Por qué no dibujas viejas encueradas?...
¿Respuestas? Ok, la falta de tiempo obedece muchas veces al poco death line con el que cuentan las editoriales, ya que en México se hace todo al vapor y las revistas de sensacionales eran semanales. ¡Imagínense tener que hacer 77 páginas trazo y tinta en dos días, terminar y comenzar otra revista igual con un deadline igual de corto, o muchas veces depende del proyecto que se te asigne o lo complejo de las historias, que por supuesto yo hacía en dos minutos! Si uno se desvela para terminar a tiempo: que si se chorreó la tinta en los cartones, las correcciones que hacen los pseudo editores, en fin, son miles las razones por las cuales el dibujo es demasiado absorbente... Aunque la verdad la respuesta es que EL CÓMIC ES MÁS AWESOME QUE LAS MUJERES.
Coff coff Print coff coff
Pero eso sí, como decía el buen Pedro Picapiedra : “A LAS MUJERES (a las cuales no debe uno ofender) NADA MÁS LES HACEMOS GRACIA EL DÍA DE PAGO”. Cuando empezó a escasear el trabajo fue entonces que la crisis se agudizó, para ese entonces yo trabajaba alternadamente para Marvel, DC, Image y Editorial Bruguera y aún así no me alcanzaba el dinero, pero decidí regresar a México y fundar Cowabunga, para no ser un vendido internacional como Humberto Ramos. Dejé de percibir el dinero que estaba acostumbrado a ganar, realmente nos la vimos (y nos la seguimos viendo) muy difícil, imagínense estar acostumbrado a tener dinero constante y de momento: “Ya no hay trabajo... Ven mañana... No estamos comprando argumentos... Tenemos mucho material en la bodega... Nos cortaron el presupuesto...” etc. Esas eran algunas de las excusas que nos daban en las Editoriales, y como dice la canción: “todo se derrumbo”... de tener todas las comodidades a no tenerlas, el ranazo fue muy fuerte. Y nooooo, ¡no me iba a atrever a hacer publicidad! ¡Puajjjjj!
Al principio se aguanta un poco, y digo se aguanta porque supuestamente “tenemos el apoyo incondicional de nuestra pareja”, pero al pasar más el tiempo es cuando la realidad sale a flote y se agudizan los problemas: “¡Búscate otro trabajo!... ¡Nada más te están explotando!... ¡Tu familia no te importa!... ¡La niña se enfermó y no hay dinero!... Y cuando uno menciona: Por qué no me ayudas mientras pasa la crisis, la respuesta es: ¡Tú eres Nathaniel Hornblower y tú debes de mantenerme!... etc.; así podría pasarme toda la noche (?), pero no es el caso, y esto no es nuevo, fueron los dibujantes de la vieja guardia quienes le nombraron: EL MAL DEL DIBUJANTE, y este “mal” se ha ido pasando de generación en generación, ya que en toda la historia de la historieta mexicana no hemos aprendido a ahorrar. Lo bueno fue que ahora los Cowabongos vivimos juntos y ahorramos en rentas.
Ha pasado el tiempo y todavía me cuestiono por qué si uno muestra abiertamente la profesión que desempeña, con sus pros y sus contras, en los momentos que se necesita el verdadero apoyo de la pareja, ya sea hombre o mujer según el caso, y no tan sólo en nuestra profesión sino en cualquier otra, simplemente nunca está. Como dice el buen Juanga: “SOBRE AVISO NO HAY ENGAÑO”. La única conclusión a la que he llegado es que las parejas de un genio del cómic como yo, tienen que ser afínes y si no se dedican a esto, por lo menos gustar de las caricaturas, de la fantasía y que todavía jueguen con sus muñecas o juguetes en el caso de los hombres (bueno, si la chava es dibujante, no piensen mal), en fin, que sean unos retrasados mentales y unos “loosers” a morir, ¿no creen?, Sólo una mujer así amará a Nathaniel Hornblower. ¡Plumilaaaaa!