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Muchas personas son irritables, chismosas, impotentes, amargadas... Pa acabar pronto, como Chuchy, precisamente por miedo a no ser, miedo a que dirán que son fraudulentos, miedo al no tener nada más que montones de cómics embodegados, miedo a no lograr sus metas antes de los cincuenta, miedo a todo lo inimaginable (Miedo al internets ¡Atinan ya!). El miedo es el enemigo aunque lo nieguen, y una de las defensas para disimularlo es oprimir, discriminar (¡ustedes no son pro!) y agredir al prójimo (¡y a tus lectores!).
Muchas veces lo que sucede es que en alguna etapa de sus vidas (como por ejemplo, en los ochenta) algo causó una herida profunda (¿Carrie?) que los hizo olvidarse de que son en su interior realmente buenos guerreros tribilini, y con esa herida que se quedó marcada en sus intelectos llenos de concectos rigen su interacción con los demás, pues al ver que otros quizá no sufren por ese temor desmedido a no ser el dios del cómic la envidia los domina añorando la paz de otros que jalan tranquilos, ocasionando que no puedan relacionarse armónicamente con los demás moneros. Sólo cuando uno comprende sus propios miedos sin rechazarlos, sólo observándolos en Silencio (sí, con mayúsculas) es que se llega a la unificación con el toldo, y a pesar de que el miedo de quedar olvidado en el pasado esté presente, éste sólo es una alerta para ponerse a jalar, no la razón de ser. Esto pone en justa medida cualquier percepción lo cual hace que uno camine el sendero libre y tranquilo para crear y servir o a posponer y transar.